Aunque te rechacé mil veces, me besaste… Un sofoco se adueñó de mí desde la cabeza a los pies.
Era una tarde de lluvia, nos besábamos, nos abrazábamos, nos dábamos esos abrazos que yo te enseñé a dar, sinceros, cálidos, dando parte de nuestra alma en cada uno de ellos… Nos seguíamos besando, y soñé…
… Soñé que un día de lluvia nos amábamos y me pedías lo que siempre te había pedido yo, me pedías que no me marchara, que me quedara contigo para siempre…
Agradezco tu visita y nos vemos en el próximo post.
Besos